No por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, no por obras para que nadie se gloríe Dios no miró
al mundo y luego dijo salvaré a los que regalan más plata al prójimo, tampoco
dijo salvaré a los que practican menos pecados, porque todos los que practican
el pecado son del diablo. Mucho menos, el que nunca peca será salvo o el que no
hace nada será salvo. Tampoco dijo salvaré a los que dicen Señor, Señor a
Jesús, porque muchos de ellos no hacen la voluntad del Padre. La fe de la
mayoría es tan grande y tan muerta como la fe de Naamán, al principio, que
quiso usar pretextos o sabiduría humana, “Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si
me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.” No
quería sujetarse a lo establecido por Dios.
Sí, no veía las cosas como Dios las ve, tenía un punto de vista diferente que EL PUNTO
DE VISTA DE DIOS.
¿Cree usted que hubiera sido sanado si se hubiera
zambullido en “el Abana o el Farfar?
¿Ganó o mereció su sanidad al zambullirse siete veces?
Pero tenía que obedecer para ser sanado.
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